La hablilla de esta semana desea darle un toque distinto a estos tres minutos que usted le dedica para hacerle una confidencia: está contenta. Ahora usted enarca las cejas y la curiosidad entra en el renglón para asegurar su lectura. Usted no lo habrá notado, porque todos tenemos costumbres y son tan habituales que, si no reparamos en sus efectos, menos aún sabemos que han ido apuntalando nuestra personalidad. Por eso usted, quizás, no se fija demasiado en que desayunar en pijama, poner el pan tostado sobre un plato pequeño o leer el periódico mientras saborea la segunda taza de café forman parte de un ritual perdido en la memoria. Cuántos días llevará haciéndolo. Posiblemente empiece a contar y tal vez lo averigüe de un modo aproximado. Sin embargo, la hablilla sabe desde cuándo usted le regalatres minutos de su tiempo.
Hace cuatro meses le confesó sus veintidós años cumplidos, la ilusión por salir impresa todas las semanas en este periódico y haber estado haciéndolo durante este tiempo. Le recordó el primer título, la incredulidad de los escépticos y la confianza de los incondicionales. También le dio a usted las gracias más sinceras y atentas, como quiere hacerlo hoy sin abundar ni repetir, sino para hacerle partícipe de su alegría, porque la hablilla que usted está leyendo tiene el número mil. Parece increíble y, aunque se trate de un tópico, nos damos cuenta de cómo pasa el tiempo, cómo corremos por los años, cómo trotamos por los meses, cómo caminamos por los días o volamos sobre las horas cuando estamos ante referencias como ésta.
La hablilla, por tanto,quiere recordar junto a usted a los chicos de la redacción, Jesús Perulero, el primer director que confió en ella, Antonio González Mesa que hizo la foto para la sección, Paco Martín, Keko Romero, Laura Garófano, Vanessa Perondi, José Cabeza, Gaby Cumbrera, Luisa y su voz de terciopelo al contestar el teléfono, Rafael Aragón, Sandra Luque y el jefe y amigo Antonio Atienza. A todos -y a los que sus nombres travesean jugando al escondite- quiere agradecerles su paciencia ante aquel folio desdoblado hasta que el correo electrónico agilizó el trabajo, copiando y pegando el texto, aunque ello impidiera verles las caras.
Veintidós años, mil semanas apareciendo en Información San Fernando, en Viva o asomándose a su pantalla tras cliquear sobre la foto del enlace a la columna, es motivo de alegría por el camino recorrido, un trabajo que va madurando con oficio, un proceso que usted, amigo lector, cierra cada semana al regalarlesus tres minutos, premio valioso y entrañable. Como ve, la hablilla tiene motivos para estar contenta. Ahora usted sonríe.