Después de haber protagonizado virtualmente un montón aventuras, llega al cine como personaje real, como Aladdin, La cenicienta o La sirenita recientemente, y sorprende desde Internet al desplegarse la página donde aparecen estrellas rosas animadas informando del aplastamiento de Oppenheimer. Con las referencias de las sinopsis de ambos títulos, no hace falta más para entender que se trata de filmes incomparables, porque nada tienen que ver. Podría extrañar, quizás, la coincidencia en el estreno y sin embargo tampoco interesa, cada una tiene su público y, como tal, el justificante de la recaudación, que es lo realmente importante.
En diciembre, abril y julio los estrenos están enfocados a los más pequeños, a disfrutar de una sesión familiar con diversión, a menos que se trate de algo como Mamma mía, que quienes lo pasaron bien fueron los actores, con una banda sonora bastante buena, eso sí. Tal ha sido el caso de El hotel de los líos en la pasada primavera y Vacaciones de verano a principios de este mes, con entrevista breve a la salida y una niña asegurándolacomo la película del verano. Entonces solo sabíamos de Barbie y de Oppenheimer al ser citadas escuetamente en programas de cine, con alguna anécdota sobre los actores y poco más, a fin de generar expectación, como fue y ha continuado durante la promoción.
En el trailer se aprecia el guiño a El mago de Oz en el detalle del zapato como enlace con el mundo donde debe ir, aunque Barbie se vea obligada a elegir unas sandalias Birkenstock. Lo vemos en la vuelta del argumento, esto es, abandonar la fantasía para vivir en la realidad y un profesor Maravillas tan particular como punky encarnado por la actriz Kate Mckinnon.
También aparece un paisaje intensamente verde que nos recuerda a la ciudad Esmeralda, por lo que la cinta no sólo es un homenaje, sino unaprueba de admiración, afecto y respeto por la película fantástica por excelencia magistralmente dirigida por Víctor Flemming, uno de los mejores musicales de la historia del cine, junto con Cantando bajo la lluvia, de Stanley Donnen y All that jazz, de Bob Fosse.
Barbie estará en las salas, por lo menos, hasta que la vuelta al colegio enganche a la rutina. Sin embargo, será recordada no sólo por la explosión de luz, brillo y música, sino por los detalles que motivan a reflexionar. Quizás no sea una cinta de obligado visionado, pero tal vez pueda recuperarse para un cinefórum hogareño durante una tarde de lluvia otoñal.
Y sí, sesenta y cuatro años después, el color rosa que la define sigue ligado a las dulces y sinuosas arropías.