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Viernes 15/11/2024
 

La tribuna de Viva Sevilla

La controversia de Salamanca

No es nueva la atracción que producen las expresiones culturales andaluzas sobre gentes de otras culturas.

El obispo de Salamanca y el presidente de su agrupación de cofradías han dado pie a la polémica por una carta dirigida a las 17 hermandades de la ciudad pidiendo que sus capataces (o jefes de paso) no utilicen el “acento andaluz” para mandar a quienes lo portan, porque este “suena mal” y “no encaja” en la tradición local.

No es nueva la atracción que producen las expresiones culturales andaluzas sobre gentes de otras culturas. No pocos castellanos, catalanes, ingleses o japoneses se convirtieron en devotos e incluso expertos en Flamenco. En décadas recientes, proliferaron las academias de baile de sevillanas en ciudades de casi toda la península. Y en iglesias de Madrid, de la Alta Extremadura, las Castillas e incluso más al norte, pueden verse hoy imágenes de Vírgenes vestidas “a la andaluza” junto a patéticas representaciones de enjutas Dolorosas castellanas. La atracción del Sur (o mejor, de cómo este concreto Sur que es Andalucía es percibido, interpretado o incluso re   inventado por el imaginario de las gentes del Norte) viene de antiguo.


La cuestión se acentúa cuando la relación, o el contraste, se da entre Castilla y Andalucía porque saltan a la vista las enormes diferencias culturales entre ambos pueblos en todos los ámbitos, desde el lingüístico hasta el de la religiosidad popular, pasando por la fisonomía de las calles y las maneras de expresar los sentimientos. En lo que respecta, en concreto, a la Semana Santa, es evidente que, en pocas décadas, como si de una mancha de aceite se tratara, rasgos de las semanas santas andaluzas en general, y de la de Sevilla en particular, se han extendido por muchos lugares.

No sólo están los casos de Cataluña o Madrid, en los que la presencia de cientos de miles de inmigrantes andaluces recrearon procesiones del tipo de las de aquí, sino que también en sitios a los que no llegó ningún andaluz de la diáspora se han creado hermandades y procesiones “a la andaluza”. Y lo mismo ha ocurrido con el fenómeno rociero.


¿A qué se debe esta eclosión de lo andaluz fuera de Andalucía (la mayoría de las veces de lo “andaluz” re-creado y reinterpretado, extremando, casi siempre, características que responden más al estereotipo que a la realidad hasta llegar en ocasiones al kitsh)? Además del hecho de la utilización de lo andaluz como supuesto exponente de lo español genérico, que es un fenómeno que tiene al menos doscientos años, y de la indudable fuerza expresiva de muchos de nuestros elementos culturales, pienso que es hoy determinante la influencia de los medios de comunicación de masas, que han difundido los fenómenos festivos-rituales (y también los deportivos, musicales, etc.) con mayor carga espectacular y, por ello, con más poder de atracción.


Los medios seleccionan aquello que consideran más peculiar y diferente porque hay una demanda de “lo que tiene más personalidad”, de lo “típico”. Así, la semana santa sevillana (en sus aspectos más extrovertidos) o la romería del Rocío, o los carnavales de Cádiz –aunque también podríamos ampliar la nómina a los moros y cristianos de Alcoy, a las Fallas de Valencia y a otras fiestas en creciente proceso de espectacularización- se han convertido en paradigmas que influyen, o se imitan, en otras partes.


Y ello, a la vez, puede suscitar protestas o poner en marcha procesos de acentuación –o de reinvención- de rasgos locales, definidos como “los auténticos”, para afirmar la existencia de un modelo propio (por tanto, digno de ser conservado y, eventualmente, “vendido” en el mercado turístico). Porque el silencio, el ascetismo o la oscuridad total –lo que real o supuestamente caracteriza a las semanas santas castellanas, aunque de esto habría mucho que hablar y parcialmente disentir- también pueden suponer un interesante espectáculo. Aquí en Sevilla, hace ya tiempo, se acuñó la expresión “folklore negro” para referirse a ciertas prácticas y fabricadas “tradiciones” de un cierto tipo de cofradías.

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