Desde la transformación ocasionada por la celebración en el año 1992 de la Exposición Universal, Sevilla ha carecido de un claro modelo de ciudad que permita su desarrollo a partir de la explotación de sus potencialidades por parte de los agentes económicos públicos y privados. Sevilla no ha sabido muy bien hacia dónde se dirigía, en parte porque no se había producido un proceso de reflexión y debate ciudadano que tuviera en cuenta sus posibilidades futuras y diera respuestas adecuadas, concretas e integrales a las necesidades ciudadanas.
En el año 2009, siendo alcalde Alfredo Sánchez Monteseirín, se puso en marcha el Plan Estratégico Sevilla 2020, recuperando las asignaturas pendientes dejadas por el plan anterior Sevilla 2010, aprobado en el año 2002. Sin embargo, al poco tiempo de que accediera a la alcaldía en el año 2011 Juan Ignacio Zoido guardó en un cajón dicho Plan, e incluso desmanteló la Oficina de Planificación Estratégica y Desarrollo Empresarial del Ayuntamiento, ya que "no merecía la pena planificar nada, dada la naturaleza cambiante de nuestra sociedad".
Sevilla carece en la actualidad de modelo de ciudad. Y carece de modelo de área metropolitana. Pero ese modelo de ciudad que está obligada a definir solo será útil si se construye con la máxima participación ciudadana, y si tiene el consenso de los principales agentes políticos y económicos. Para que no pase lo mismo que le pasó al anterior Plan Estratégico 2010-2020, colectivos, asociaciones vecinales, universidades, empresas privadas, representantes de los trabajadores, representantes políticos, ciudadanos de forma individual, todos debemos implicarnos y corresponsabilizarnos en el diseño de la Sevilla del futuro mediante un proceso abierto y transparente en el que aquel que quiera participar lo pueda hacer. Con este propósito, el pasado mes de noviembre se iniciaron los trabajos para la elaboración del Plan Estratégico Sevilla2030 con la constitución de un grupo técnico en el que están representados los principales agentes económicos y sociales de la ciudad (empresarios, sindicatos, universidades, Autoridad Portuaria, Cartuja, etc), y que será quién se encargue de la dirección del proceso de elaboración de dicho Plan. La previsión es tener en junio de 2018 el documento definitivo aprobado en el Pleno Municipal.
El modelo de ciudad que resulte de este proceso colectivo debe tener como uno de sus objetivos el que no se generen desigualdades entre los barrios y que reduzca las ya existentes, y que tenga en cuenta las oportunidades que ofrecen los nuevos sectores productivos sin dejar de lado los que mantienen la economía en la actualidad, manteniendo sus particulares rasgos diferenciales. Una ciudad inteligente (Smart City) y sostenible, en la que exista la cultura de construcción ciudadana de los espacios públicos. Una ciudad en la que el urbanismo sea más abierto, más permeable y permita un tejido urbano más cohesionado. Una ciudad en la que la juventud pueda tener un futuro y no se resigne a emigrar para alcanzar sus sueños.
