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Sábado 06/07/2024
 

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El diseño de la zona norte de la terminal, objeto de discusiones

España, Reino Unido y Gibraltar mantuvieron el pasado 28 de octubre una reunión en el aeropuerto de Sevilla

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  • Estado final que mostrará la nueva terminal, un moderno diseño con una superficie de 20.000 metros cuadrados, en el que predominará el acero y el cristal. -
  • Desde el punto de vista español el concepto es ?de terminal única?, pero se estudia la forma de las instalaciones anexas
España, el Reino Unido y Gibraltar mantienen reuniones técnicas de forma regular para impulsar de forma definitiva la construcción del futuro edificio aeroportuario en el Peñón y la sección anexa en el lado español de la frontera, para la utilización conjunta del aeropuerto.

El último encuentro trilateral, celebrado el 28 de octubre en el aeropuerto de Sevilla contó con la presencia del equipo de la oficina de Gibraltar, compuesto por el equipo británico y el gibraltareño, presidido por el secretario principal del Gobierno del Peñón, Richard Garcia.

Esta cita se centró en cuestiones relacionadas con el diseño de la zona norte y en los requerimientos técnicos para acomodarlo, entre otras cosas, a las normativas del acuerdo Schengen del que España, y no Reino Unido y por extensión el Peñón, es parte.

Por su parte el alcalde de La Línea de la Concepción, Alejandro Sánchez, acudió el pasado miércoles al Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, donde mantuvo una reunión con el director general para Europa no comunitaria, Luis Felipe Fernández, quien estuvo junto al responsable de la oficina de Gibraltar en el citado Ministerio, Juan José Sanz, el delegado en el Campo de Gibraltar, Julio Montesinos y el alto funcionario Alfonso Urzaiz.

Esta reunión sirvió para “avanzar con paso firme en la construcción de lo que será la parte norte de la terminal aeroportuaria”, indicó Sánchez. “Este asunto se encontraba en un punto muerto tras declararse desierto el concurso para llevar a cabo una zona de servicios aeroportuario. Pronto quedará resuelto y será una realidad que servirá, además de para el fin previsto en el uso conjunto del aeródromo de Gibraltar, para crear puestos de trabajo”.

Este encuentro fue descrito como una toma de contacto de Sánchez con el director general del Ministerio de Exteriores y tuvo como objetivo explicar el planteamiento del MAE en cuanto al concepto de terminal única y a la construcción de la zona norte, en la que tiene que ver el Ayuntamiento de La Línea al ser la ciudad en la que se construirá.

La nueva administración linense y el dificultoso diseño de la zona norte de la terminal, el que se ubicará en el lado español de la Verja, han retrasado el proceso de construcción, aunque las obras generales del edificio principal, el que se edifica en zona gibraltareña, marchan a buen ritmo.

España sigue discutiendo la idea sobre el diseño y forma de la zona norte. El concepto seguirá siendo el de terminal única, pero se estudian dos entradas, la norte y la sur.

Acuerdo de expansión
El último trimestre de 2010 es, en principio, la fecha marcada para que finalicen las obras de la nueva terminal del aeropuerto de Gibraltar, cuya construcción, que compete a las autoridades del Peñón, forma parte del primer paquete de acuerdos que el Foro de Diálogo cerró el 18 de septiembre de 2006 en Córdoba.

El acuerdo de expansión del uso del aeropuerto, que no afecta a la controversia sobre la soberanía y jurisdicción del terreno sobre el que está situado el mismo -el istmo-, sustituyó a la declaración conjunta de 1987 y contempla la construcción de una única terminal contigua al lado sur de la Verja, con el fin de permitir la salida y entrada de pasajeros directamente por el lado norte.

Aquellos que entren a la terminal por el lado norte -España- serán tratados como si no hubiesen abandonado el espacio Schengen. Los demás pasajeros sí pasarán el control de entrada a Schengen, que será ejercido por funcionarios españoles situados en la sección anexa a la terminal.

El proyecto de este edificio y carreteras adyacentes, cuya construcción fue adjudicada por el Ejecutivo gibraltareño a la empresa española Dragados SA por 59 millones de euros en julio del año pasado, fue presentado casi un año antes por el ministro principal de Gibraltar, Peter Caruana.

La terminal será un edificio moderno y atractivo en el que predominará el acero y el cristal. Tendrá dos plantas y una superficie de 20.000 metros cuadrados muy superior a la actual, que ronda los 5.000.

La planta baja incluirá instalaciones para la facturación, pasillos para la llegada y salida, algunos comercios y cafetería. En la primera planta habrá oficinas, más comercios, cafeterías y bares, espacios de circulación y zonas de embarque, tres cintas para la recogida de equipaje y los controles aduaneros.

Las nuevas carreteras que llevarán a la frontera y a la avenida Winston Churchill pasarán por debajo de la terminal aérea. Los puntos de tránsito por la verja hacia España para vehículos y pasajeros permanecerán en el mismo lugar que en la actualidad y la entrada principal al aeropuerto estará en la misma avenida.

Entre la terminal y la avenida Winston Churchill habrá amplias zonas verdes y un aparcamiento de tres plantas con capacidad para 220 vehículos.

Infraestructuras viarias
La edificación de la terminal irá acompañada de nuevas infraestructuras viarias, con el objetivo de eliminar las constantes interrupciones del tráfico. Es por ello que la pista de aterrizaje no volverá a ser utilizada para cruzar el aeropuerto por el centro, aunque el tramo no será eliminado para permitir el tránsito de peatones y en casos de emergencia.

Tras las obras, la nueva vía principal tomará la ruta de Devil's Tower Road hasta la unión con la carretera de Eastern Beach. En ese punto se instalará una glorieta. La carretera se dirigirá entonces hacia el norte y transitará de forma paralela a Eastern Beach y luego por un túnel bajo la pista de aterrizaje.

Al final del mismo, la nueva vía discurrirá paralela a la verja y por debajo del paso elevado de la terminal. Se dividirá entonces en dos: una de ellas llevará a la frontera y la otra a la terminal y la avenida Winston Churchill.

Esta carretera -incluido el túnel-, que no supondrá la pérdida de espacios para estacionar pues se construirán dos aparcamientos, tendrá cuatro carriles, dos en cada sentido. Aseguró en la presentación del proyecto el ministro principal, Peter Caruana, que incluso con el actual uso que se está haciendo del aeropuerto, la situación se ha convertido en insostenible debido a los numerosos cortes de tráfico, colas y demoras cara vez que un avión despega o aterriza en el Peñón.

Añadía que la situación se convertía en inaceptable en el contexto del aumento en la utilización del aeropuerto como consecuencia del Acuerdo de Córdoba, que ha permitido, subrayó Caruana, “la normal operatividad de nuestro aeropuerto”. Para hacer frente a este problema, el Gobierno desviará la principal carretera, que se dirigirá hacia el norte de la pista. Esta carretera nunca más cruzará la pista por el centro, como ocurre en la actualidad.
La carretera de Eastern Beach permanecerá sin cambios y de forma independiente y paralela a la nueva. Los usuarios de esta playa no tendrán que mezclarse con el tráfico de la nueva carretera.

A los peatones sin embargo no se les requerirá que utilicen la nueva carretera/túnel, y podrán seguir cruzando la pista por la misma zona en la que lo hacen actualmente.

Para que los residentes se beneficien de las nuevas zonas de aparcamiento, el Gobierno ofrecerá instalaciones park and ride para que los turistas dejen sus vehículos en este lugar y descongestionen el tráfico y los parkings de Gibraltar.

Sobre el impacto medioambiental por la envergadura de semejante obra, Caruana manifestó que los horarios de vuelos se establecerían para causar los menores inconvenientes posibles, añadiendo que el hecho de eliminar las caravanas cada vez que aterrizaba o despegaba un avión, ayudaría a descongestionar de humos la entrada al Peñón.

Aunque no quiso ofrecer detalles del coste aproximado de todo el proyecto, sí aseguró que se trataba de una gran inversión, estando las obras de la terminal valoradas según dijo en más de un par de decenas de millones de libras.

Aunque estos proyectos serán financiados en su totalidad por el Gobierno de Gibraltar, Peter Caruana señaló que los gobiernos de España y Reino Unido, como partes del Acuerdo de Córdoba, prestarán su ayuda y apoyo para conseguir fondos europeos que sufraguen algunos de los altos costes que supondrá tan enorme proyecto.

Vuelos con España
Desde diciembre de 2006, es posible viajar entre Gibraltar y Madrid, aunque la ruta ha sufrido interrupciones. La primera compañía en operar el servicio fue Iberia, pero decidió suspenderlo porque la demanda de plazas era escasa y no le resultaba rentable. GB Airways también voló entre North Front y Barajas, pero sólo unos meses.

Actualmente, la ruta Gibraltar-Madrid corre a cargo de la aerolínea Ándalus, que utiliza aviones más pequeños que Iberia pero que, aún así, ha reducido el número de vuelos semanales recientemente. Esta compañía andaluza con sede en Málaga también unió, aunque durante poco tiempo, el Peñón con Barcelona. Una de las previsiones es que la nueva terminal atraiga a más compañías y permita incrementar los destinos.

Suspensión de los vuelos de Ándalus
La reciente noticia de que la compañía aérea Ándalus suspendía sus vuelos entre el Peñón y Barcelona y reducía la frecuencia de sus enlaces con Madrid, fue nuevamente utilizada por la oposición gibraltareña para criticar la decisión adoptada por el Ejecutivo de Peter Caruana de gastar más de 50 millones de libras en un edificio nuevo de terminal.

“Cada vez está más claro a la luz de los acontecimientos, que la decisión del Gobierno no fue adoptada en base a la viabilidad comercial del proyecto, sino como una compensación para el Gobierno español”, declaró el portavoz de la oposición en temas de Aviación Civil, Joseph Garcia.

Añadió que este nuevo edificio demostrará ser “un proyecto demasiado caro para Gibraltar, tanto por la inversión requerida como por los costes posteriores de mantenimiento”. La idea de que este proyecto atraerá nuevos vuelos al aeropuerto del Peñón y que los costes serán cubiertos con las tasas de aterrizaje, es para la oposición “poco más que un deseo ya que la demanda real simplemente no existe”.


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