A 24 horas de que arranque una cita que se ha definido como “de acercamiento” tras un año de bloqueo y tensiones, Irán reveló que es “autosuficiente” a la hora de abastecerse de polvo de óxido de uranio concentrado (urania), esencial para enriquecer y producir el combustible atómico.
Hasta la fecha, la República Islámica importaba desde diferentes países, principalmente Sudáfrica, esta materia, que una vez centrifugada se convierte en hexafluoruro de uranio (UF6), un gas vital en el proceso de enriquecimiento de combustible para uso civil pero también en el desarrollo de armas atómicas.
Pero ahora asegura que es capaz de extraer el uranio por sus propios medios en las minas de Qachin, situadas cerca del puerto meridional de Bander Abas, en la costa iraní del golfo Pérsico, de pulverizarlo y de procesarlo en la planta de Isfahan.
“Los occidentales confiaban en que tuviéramos dificultades con el abastecimiento de materia prima, pero hoy hemos enviado el primer lote de polvo concentrado de uranio”, explicó a la prensa oficial el director del Organismo iraní de la Energía Atómica, Ali Akbar Salehí.
“A partir de este momento, Irán ya no tendrá problemas en el suministro de (la también denominada) tarta amarilla”, subrayó el responsable con orgullo.
Un tono de beligerancia y cierta vanidad que caracteriza desde hace meses la estrategia emprendida por Teherán y que ha contribuido a inflamar aún más una polémica iniciada en 2002 cuando la oposición iraní en el exilio destapó el polémico programa nuclear.
La comunidad internacional acusa a Irán de ocultar, bajo su programa civil, otro clandestino y con fines bélicos.