El arquitecto responsable del proyecto de rehabilitación y recuperación de las Reales Atarazanas, Guillermo Vázquez Consuegra, ha mantenido este jueves un encuentro con representantes de los distintos partidos políticos en el Ayuntamiento de Sevilla para exponerles la citada iniciativa de actuación, promovida por La Caixa, que gestionará el espacio, y la Junta de Andalucía, propietaria de los astilleros.
En la reunión han estado también presentes el concejal delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo, Antonio Muñoz; junto a los ediles del PP María del Mar Sánchez Estrella, Curro Pérez y Gregorio Serrano; de C's, Francisco Moraga, y los portavoces de Participa Sevilla e IU, Susana Serrano y Daniel González Rojas, respectivamente.
En este marco, Vázquez Consuegra ha expuesto que, con el presupuesto de La Caixa y el programa de la Junta andaluza, ha hecho el proyecto que ha creído "más adecuado" para el edificio, un proyecto que asegura que está abierto y que podría ser modificado, aunque "sería mejor si quedara tal como ésta". Señala que la cota cero o menos cinco son opciones de proyecto y que no hay obligación de recuperar la cota primitiva de las atarazanas.
"El proyecto entiende el paso del tiempo como fenómeno irrepetible, como suma de estratos a lo largo de los siglos, con un espacio que conmueve y que es el que hoy se puede percibir", añade, apostando por estar en la cota de la calle, que es la que él considera "histórica" tras las trasformaciones vividas, para una mayor integración con el ciudadano. Menciona así que hay elementos como las bóvedas de ladrillo del siglo XVII que transforman las atarazanas.
"No hay un daño irreparable porque no se transforma nada. No creo que exista un proyecto más respetuoso", sentencia. Además, indica que si la ciudad decide posteriormente cambiar la cota y bajarla, por ejemplo, se puede realizar porque la intervención de refuerzo, hecho con micropilotes, es "reversible al cien por cien".
Explica que la actuación para bajar la cota rondaría los cinco millones para el vaciado, ya que sólo sacar las tierras supondría un millón, a lo que se suma hacer una pantalla de contención de tierra y una losa de cimentación de un metro de espesor.
DESCENSO EN ZONAS PUNTALES
Sin embargo, recuerda que esta actuación sólo se podría realizar en un 50 por ciento de las actuales atarazanas, ya que algunas --como la de la calle Dos de Mayo, donde se construyeron unas pescaderías-- tienen unos restos arqueológicos que hay que mantener, o donde está el cuerpo de cabecera de Carlos III, porque "es una zona que ya ha sido alterada y donde sería muy peligroso descender". Los astilleros conservan actualmente siete de las 17 naves iniciales.
Critica que se comparen con los astilleros de Barcelona, que nunca fueron transformados en su estructura y espacio, y considera que todas las opiniones son valorables. Así, detalla que se ha propuesto descender en una zona próxima a la muralla, unos 7.000 metros cuadrados, "una intervención útil para alcanzar la altura primitiva de la atarazana y abordar la restauración completa de la muralla, desde la almohade". "Para mi la cota histórica es la cota de la calle, donde habrá una gran sala de exposiciones. Nuestra propuesta de rehabilitación es integral en la planta alta y baja, sustituyendo las cubiertas metálicas", aclara.
Sobre la apertura al público del proyecto, recuerda que no ha visto tampoco información pública, ya que la ley no lo obliga, en proyectos como Santa Catalina, el Salvador o la obra de los bajos del Paseo de Marqués de Contadero, mientras que añade que la licencia no se ha dado de forma rápida, sino que ha seguido el proceso habitual "escrupulosamente, sin secretismo en ninguna fase".