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Apoyo mediático y real

Muchas instituciones apoyan el emprendimiento. Desde hace años está de moda y todo el mundo quiere ayudar.

  • Apoyo mediático y real. -


Muchas instituciones apoyan el emprendimiento. Desde hace años está de moda y todo el mundo quiere ayudar. 

Otra cosa es el apoyo real que tienen los emprendedores. No es lo mismo predicar que dar trigo. Es fácil hacer una declaración institucional, muy fácil hacerse fotos en eventos y llenar las redes sociales, incluso dotar económicamente programas y dar premios (la mayoría de las veces más morales que económicos). La rentabilidad mediática de estos apoyos está asegurada para los organizadores, otra cosa es que realmente sirva a los emprendedores. Los premios no llegan a todos y la visibilidad es limitada, tampoco es fácil conseguir financiación y clientes.

Aunque todo suma, las instituciones que realmente apoyan el emprendimiento tienen trayectorias que les avalan. En otros casos, basta elegir algún criterio que encaje dentro de la narrativa mediáticamente “vendible” para adjetivar el emprendimiento: femenino, rural, verde, tecnológico, circular, azul, universitario, artístico, etc., buscar a un grupo de emprendedores, ofrecerles formación, intentar acelerar todo, y dar resultados en forma de imágenes con todos sonrientes que se puedan difundir en redes sociales. 

El ansia por tener éxito rápidamente puede ser un obstáculo. No basta con tener ganas, ni con tener dinero para emprender. En la película Wall Street el personaje de Gordo Gekko, que interpretaba Michael Douglas, sentenciaba “un tonto y su dinero nunca están mucho tiempo juntos”. No basta con tener formación, ni títulos. Hay muchas personas con buena formación que no quieren emprender o prefieren otras alternativas laborales. No basta con tener una buena idea. Las buenas ideas a las que no le ha llegado su momento o que son mal implementadas no fructificarán. No basta con seguir todos los consejos. Dicen los ingleses que muchos cocineros estropean el caldo.

Algunos “expertos” casi garantizan el éxito si se siguen sus recomendaciones. Es fácil dejarse llevar por cantos de sirenas que prometen crecimiento y beneficios seguros con sus recetas. Otra cosa es que funcionen, ya que siempre está la justificación de que lo que falló fue la forma en la que el emprendedor las puso en práctica. Quien vende éxito rápido y sin esfuerzo es como quien vende rentabilidad sin riesgo. Si no debemos fiarnos de quien ofrece grandes rentabilidades aseguradas sin asumir ningún riesgo, de forma similar debemos estar alerta frente a quien ofrezca éxito rápido y asegurado, sin esfuerzo, sacrificio, caídas y aprendizaje. A todo hay que aprender, también a emprender.

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